Debería estar aquí, en mis brazos. Aún no ha comprendido que este espacio es suyo, solo suyo y que nadie más podría llenarlo.
Debería estar aquí, mordiéndo mis labios, declarando una guerra boca a boca, regalándome pequeñas dosis de éxtasis.
Debería estar aquí, enterrando sus uñas en mi espalda, en toda mi piel, marcando territorio, dejando huella de las batallas en la cama.
Debería estar aquí, entre mis piernas, o enredándose entre ellas, causarme una muerte chiquita, luego resucitarme y hacerme probar un poquito del paraíso.
Debería estar aquí conmigo, en cada amanecer.
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